domingo, 3 de junio de 2012

Españoles a la reconquista…



Por: María Jaramillo Alanís

Razones y Palabras…


Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Cuando leí el texto “Nunca es tarde “de Antonio Navalón allá por diciembre, me dije; este hombre es bien intencionado y además ben informado. Aseguraba en aquella entrega: “Si hay una Entidad federativa que subsuma todos los horrores, los costos personales y la terrible tragedia del problema de la violencia en México, es Tamaulipas: ciudades enteras desaparecieron del mapa; además, extraños y tenebrosos récords se establecieron.

Si existe un sitio donde el Estado mexicano se puede considerar como fallido, es Tamaulipas.”

Navalón dijo en su discurso ante el gobernador Egidio Torre Cantú, de cara a Alejandro Poiré Romero y de Batazar Garzón, en el inicio del foro de la ULSA, “Seguridad, Legalidad y Derechos Humanos”:   Han sido muchos años, muchos de vivir en una burbuja, de no enfrentar el problema de fondo, piensen ustedes qué historia de éxito para este país y esta ciudad Victoria Tamaulipas que signifique a treinta y tantos días de la elección presidencial, es decir en el momento que podemos sentir que la historia del país por nuestra tradición puede ser refundida, llegamos a él como un ejercicio de solidaridad y colaboración como lo que representa este presídium, este foro y esta materia”

Desde diciembre, Navalón aseguraba que Tamaulipas ya no aparecía en la portada de los periódicos nacionales con “cosas malas”,  y lo llamó desde entonces el “Milagro de Tamaulipas”.

Hoy frente al selecto publico oyente y participantes de Foro en la ULSA, explicó, “¿en qué consistía el milagro de Tamaulipas? Los problemas seguían ahí, la seguridad era un tema en camino, el milagro de Tamaulipas era que la sociedad de Tamaulipas después de un comenzar muy dramático que todos recordamos y recordamos con tristeza como uno de los puntos álgidos de la catástrofe nacional, empezara a desparecer primero de las primeras páginas de los periódicos para hablar solo de cosas malas y segundo iba restaurando poco o a poco, día a día como un slogan, la confianza, sin confianza no es posible la vida, lo mismo que no es posible tener seguridad sin justicia y no es posible tener justicia sin tener seguridad”

Y lo bien intencionado se vino abajo. Ryszard Kapuściński dijo en “Los cínicos no sirven para este oficio”, el de periodistas, que nadie puede hablar de otros sin haber vivido juntos un tramo de su vida. Y tendríamos que recriminar a Navalón que nos entregue “el milagro de Tamaulipas” de forma sesgada.

¿Por qué sesgada? Muy simple, no  le pediría que viniese a vivir a Victoria, -claro, sí lo desea, bienvenido sea- pero si le pediría que de vez en vez se diera su vuelta por Mier, Reynosa, Nuevo Laredo, Rio Bravo, Valle Hermoso, Matamoros y qué sienta, sin la protección estatal y federal, la cotidianidad en la que vive la sociedad tamaulipeca, esa que no cree en  milagro alguno.

Por supuesto que ya Tamaulipas no aparece en las portadas de los principales diarios de México por asuntos de delincuencia, por dos razones elementales que Navalón debe conocer: Uno; el gobierno de Tamaulipas paga y paga bien los convenios de publicidad y  dos; no por no aparecer en las portadas de los periódicos,  signifique  que no exista la barbarie, la sinrazón, la muerte en cualquier esquina.

Por favor, los muertos no aparecen en las portadas de los diarios de la ciudad de México, pero Navalón bien podría preguntar en los velatorios y en los pueblos perdidos, como él mismo asegura, qué es lo que está sucediendo en nuestras ciudades.

Por cierto, Navalón es el mismo periodista que llegó a México de la mano de Antonio Solá, el mismo personaje que asesora en las campañas negras a Felipe Calderón y a su partido.

Por supuesto que yo deseo  vivir en un Tamaulipas seguro y fuerte, con empleo y vivienda, educación,  pero de verdad, no el estado  del “Milagrito” de Navalon.

Los españoles nos reconquistan, y esta vez, más preparados que los de hace 500 años, ahora nos venden espejitos por presupuesto.


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