martes, 29 de septiembre de 2015

Un año es como un siglo…

María Jaramillo Alanís

Hace un año Dios nos puso en pausa, no sabíamos sí llorar era lo mejor o callar frente a sus designios. Lo segundo resulto mejor porque a nosotros sólo nos dolía el interior,-el alma, el corazón, la entraña, las tripas- Tatiana Zorayda había asumido el cáncer con una entereza que daba miedo, reía y reía siempre, y rió, alzó la mano y se durmió en brazos de Dios hace un año.

Durante dos años de cáncer, de ir y venir a Madero y a México, me quedo con un hermoso ser humano, con sus rabietas, su negación, su rebeldía, su alegría, su bondad, su enorme sonrisa para todo ¿y cómo no comprenderla? si cada día era nuevo para ella y para quienes la rodeábamos.

Cada día fue un aprendizaje y llorar no valía la pena y no era algo que Tatiana Zorayda tuviese contemplado, le venía mejor la risa, una sola ocasión la vi llorar- en la primera metástasis- pero al mismo tiempo secó sus lágrimas y dijo sin vacilar; “vamos a darle hasta ‘onde tope ama”.

Y claro,  nos tocaba hacer lo que ella dispusiera pues jamás perdió la lucidez, quizá sólo cuando sus pulmones se llenaron de agua y hubo que decidir que nadie tenía derecho a hacer manipulaciones extraordinarias de resucitación, Dios en su infinita misericordia pondría los medios, Taty ya no merecía más bacterias, ni más dolor.

El aprendizaje a su lado, el día a día, también aprendimos que en los hospitales no hay personal capacitado –habrá excepciones, pero no los conocí-para atender pacientes con cáncer, bueno, ni una simple gripa, la mayoría del personal asume su trabajo como una carga y no como la responsabilidad de tener en sus manos el cuidado de una persona.

Esa parte duele y mucho porque habrá más descuidos, negligencias y muertes, obvio.

¿Saben  que la mayoría de los alumnos de medicina de cualquier escuela, pública o privada, sus calificaciones son de seis? ¿Y que los muchachos/ muchachas adineradas mueven influencias para estar en tal o cual hospital cercano a su casa?

 Leo Lucca Orlando dijo alguna  vez  que el bien más preciado de los mexicanos es aquello de… “El que no tranza no avanza”

Pero aunado a que el Sistema de Salud Mexicano a la hora de que un paciente es diagnosticado con cáncer los directivos hospitalarios- trabajadoras sociales- le solicitan al médico tratante—ya de por si deficiente- un resumen que incluya cuál es la expectativa de vida del paciente, si es mayor de un año se le autoriza el tratamiento pero si es menor, no se le dará y huelga decir que el paciente morirá.

Luego el Estado- famélico y corrupto- en vez de invertir en la formación de personal médico capacitado, oncólogos clínicos y cirujanos, así como enfermeras especializadas, la compra de Aceleradores Lineales, opta por  moñitos rosas, palmadas en la espalda, pendones en las calles “el cáncer mata” claro que mata, no existe ninguna otra enfermedad catastrófica como el cáncer.

Es fecha que en Victoria el Centro Oncológico usa “bomba de cobalto”(es una máquina de radioterapia para tratamiento de algunas enfermedades) sabido que es invasiva y obsoleta,  lo más que se le ha hecho es añadirle tres sillones tipo reposet para que las y los pacientes se sienten de manera confortable, pero sigue siendo obsoleto.

Y digo que los administradores son corruptos porque les dan a ganar a sus amigos y familiares,  de los dineros en materia de Salud pueden destinar miles y millones en listones rosas y en pendones, porque los “moñitos” se ven a lo lejos, es buena la foto  y saldrá en todos los medios, y las cuentas bancarias de la familia de los servidores públicos crecen  y crecen y nuestros hijos, hermanos, padres, se mueren de cáncer.

Después de Taty conocí a dos niñas más que fallecieron de cáncer de mama, tres familias que perdieron a una de sus integrantes,  y nada ha cambiado en materia de cura, de prevención sé que cada una de ellas se revisaba sus senos como dicen los médicos que se debe hacer, y ninguna de ellas encontró al tacto protuberancia alguna.

Tatiana a sus  37 años le hicieron tres  mamografías y  el cirujano oncólogo Pérez  dijo una y otra vez que jamás debieron hacerlo pues dichos estudios están indicados a partir de los 40, y a Taty le tocó bailar con cáncer linfático infiltrante HER2 positivo,  nadie le dijo que medicamente no tenía opción.

Una falla genética, el cáncer más agresivo, dijeron, pero antes a la hora de la biopsia  esta resultó negativa  y tres meses después había cáncer y a quitar el seno de manera urgente, y a tres años, para la Secretará de Salud Taty sigue siendo una cifra más de las muertas de cáncer de mama.

Para su familia, Tatiana seguirá siendo un faro, una luz que ilumina desde lo alto con su enorme sonrisa.

Un año es como un siglo, te amamos y nos haces falta.

www.revistanodos.com




ORFANDAD

  María Jaramillo Alanís A la mañana de domingo la espantó como todos los días el trino de una primavera, el gato que rasca el vidrio de l...