Por: María Jaramillo Alanís
El
periodismo desde siempre, ha sido una profesión y oficio de alto
riesgo. Francisco Zarco nos dio ejemplo de patriotismo, de compromiso
con la sociedad, con un México más justo, un periodista decente que
murió cuando apenas cumplía los cuarenta años.
Escribir
de lo que le ocurre a la sociedad, de su entraña, genera necesariamente
malestar a los administradores de los dineros públicos, es decir de
quienes han gobernado este país y eso mismo ha propiciado una maraña de
intereses, pues los primeros que se debían a la sociedad optaron por
aceptar las lisonjas de los gobernantes a cambio de que no se hablará de
lo mal que gobiernan los segundos.
Las
prebendas, el agasajo, la remuneración por comentar o publicar la
información oficial se volvió la praxis cotidiana de los medios impresos
y electrónicos, que en muchos casos, lograron afianzar sus periódicos,
reporteros, columnistas a quienes se les pagaban comisiones altísimas
por línea publicada y por la publicidad oficial- cosa que aún se
práctica- pero con discrecionalidad.
Es
decir la venta de espacios publicitarios en cualesquier medio, en una
sociedad cuyo modelo económico capitalista no debería ser asunto que
espante, sin embargo, espanta que se creen organizaciones periodísticas,
medios impresos y electrónicos a la medida de los responsables de las
dependencias que manejan la imagen de cada gobierno, en el caso que me
ocupa, de Tamaulipas, que no deja de ser un estercolero.
No
es de hoy el asunto de la discrecionalidad en temas como el que
describo, y tampoco es de hoy los y las periodistas a modo. Lo que ya no
puede ni debe permitirse es la cotidianidad con la que se usan dineros
públicos para enriquecer a cuñados desadaptados, y mucho menos a algunos
que siendo del terruño, bajaron de Marte tratando de vender espejitos y
clases de periodismo.
Y
tampoco es un tema que vaya en un sentido, es decir, para que haya un
bandido se necesita otro al que se le ha dicho que “te pago tanto por
quincena y manos libres”, es decir a la mitad de los reporteros-por lo
menos a los de Victoria-, así les enseñaron.
¿Quién
no recuerda a José Villarreal Caballero (q.e.p.d) y su gloriosa
“cooperativa”? Todos, supongo. Aun recuerdo el despido de cinco
reporteros, que originó su primera huelga, pues al quite entró un
reportero fronterizo que había sido echado de Reynosa, por qué, no lo
sé.
El entonces propietario del Mercurio ordenó:
-¡Contrata al primero que pase por la calle!
Y
ni tardo ni perezoso García lo hizo, vio pasar a un vendedor de
aguas frescas le llamó, le dio libreta y pluma y lo hizo periodista.
Ni
modo que Enrique Cárdenas González y sus criaturas sepan una pizca de
periodismo, crearon una empresa para proteger sus negocios, el poseer
radio y periódico les dio impunidad y al mismo tiempo pretendieron desde
entonces catapultar al cachorrito hacia la gubernatura, cosa que
gracias a Dios no han logrado.
Lo
mismo pensaría Villarreal Caballero, pero acá sabiendo que no había
materia prima, se dio prioridad a los negocios de gas y mueblerías,
luego entonces se dieron y dan el lujo de pagar sueldos miserables y
dejar manos libres, eso sí, con una lista inconmensurable de personas a
las que no se les toca ni con el pétalo de una rosa, las complicidades
cuestan.
Pasó
el tiempo y aquí la simbiosis de poder más dinero prohijó la
corrupción, minó el ejercicio periodístico, acabó por engullirlo, pocos a
la fecha hacen periodismo, prefieren la fácil, es decir, colocarse en
la zona gris donde no pasa nada, no se ve nada y no se escucha
absolutamente nada, esperando a qué cada fin de año se les ponga
estrellita en la frente por bien portados y otros se contratan como
voceros oficiales para repartir las “estrellitas”.
A
su alrededor miles de seres humanos carecen de lo elemental, los
hospitales tratan con la punta del pie a los pacientes, no hay
medicamentos, y los que hay son proveídos por “coyotes” de la salud,
verbigracia; farmacias de la Fe.
No
sólo es el sector salud, en educación, cultura, finanzas, obra pública,
medio ambiente, turismo y por último la seguridad, nada es cómo dicen
los panegiristas que es, de hecho si se calificara el rendimiento
hombre-trabajo del jefe del poder ejecutivo no pasaría ni de panzazo.
Y
entonces aquí el periodismo está ausente y olvidando, -porque así es
conveniente-, su tarea de informar a la sociedad de lo que le pasa y lo
que ha dejado de hacer el gobernante.
Ciertamente
el periodismo se convirtió en una profesión y oficio de alto riesgo
pues un Estado que ha dejado en la indefensión a su sociedad, deja
también, por lógica, a su suerte a los y las periodistas.
Ya
para el 2006 en Tamaulipas se mataba, desaparecía a periodistas,
evidentemente en el contexto de la guerra contra el crimen, el número de
periodistas asesinados y desaparecidos es mayor y natural pues un
Gobierno que no ha querido darse cuenta que le son necesarios los y las
periodistas críticos, le sale más barato que los maten o desaparezcan,
así de triste.
Y
es simple, pues un Estado sin una prensa crítica no tendrá los
contrapesos necesarios para medir cómo y en dónde hace falta su trabajo
Constitucional, es decir; lo que por Ley está obligado a hacer por los
ciudadanos, sin necesidad de publicitarlo y pagar por ello.
Si,
el oficio de periodista en Tamaulipas es de alto riesgo, pues el
gobierno estatal, su vocero, el cuñado de oro- como gran becerro-y
asesores, ordenan vetar y boletinar para que nadie ose contratar, de
hacerlo se les cortara el estipendio y pago de facturación.
Las
y los periodistas están a dos fuegos; asesinados y/o desaparecido y
deshonrados de estar con el narco, o bien; estar a dos manos, sin
rodilleras y con boqueras, elijan, pues esa es la realidad del
periodismo en Tamaulipas.
Si
alguien le conoce avísenle a Egidio Torre Cantú que el Mache hace
buenas crónicas y que Juan Perros es mejor en Finanzas que Miguelito
González Salum.
Lo de menos es esperar a que concluya la negrura de un gobierno carente de destino, rumbo, fallido y desaparecido.
PD: Construyendo trincheras vietnamitas.
Facebook: MariaLupe Jaramillo
Twitter: @LupeMaria58
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