Desde
que el gobierno federal se lanzó en pos de los grupos delincuenciales.
Por:
María Jaramillo Alanís
La cotidiana charla vespertina de
vecinos sobre la banqueta, ya no existe. Aquí muchas cosas han cambiado; la
mañana se levanta ahora más brillante, luminosa el follaje de los árboles deja
pasar una luz dorada que llena la pupila y acaricia el alma.
Las rejas y vallas de las casas
de los vecinos han crecido, muchas de
ellas con chapas de alta seguridad, en las escuelas ya no se dejan portones sin candados, las madres cuidan
doblemente a sus pequeños, decenas de
negocios cerraron sus puertas y miles de personas venden enseres de segunda
mano. Sí la economía es cada vez más precaria y la impunidad y corrupción sigue
poblando juzgados y ministerios públicos.
Nada es igual desde que
conocimos el estruendo que provocan las granadas de fragmentación o el ruido de
la metralla. Cierto, la percepción es que la inseguridad va a la baja, sin
embargo la extorsión vía telefónica sigue desde las cárceles y aún se vive con
zozobra. Apenas sí se desempaca un teléfono celular y al día siguiente lo
estrena una llamada de extorsión, algunas veces de Sonora, otras desde Sinaloa,
Coahuila, Nuevo León y el colmo, desde algún punto de Tamaulipas.
La percepción ciudadana nos dice
que los juzgadores ahora son más corruptos y los agentes del ministerio público
sirven a todo tipo de intereses, menos a
la investigación y resolución de delitos -que pocas veces se denuncian-. La
impunidad campea como siempre.
A todo esto Miguel Ángel Osorio
Chong, Secretario de Gobernación, afirma que el gobierno federal “pulverizó” a
los grupos que asolaban la región. Es
probable que sea cierto, sólo que en esta embestida miles de personas murieron y
muchas más siguen desaparecidas.
Solo hace algunos meses
Guillermo Gutiérrez Riestra, nos daba el siguiente dato que produce escalofrío;
40 personas “desaparecían” diariamente en Victoria en los años 2010 y 2011,
entre las que se cuenta, lamentablemente Raquelito, su hija.
Deseo fervientemente que lo
dicho por Osorio Chong sea verdad por el bien de una sociedad que le ha tocado
poner los muertos y los desaparecidos.
Los partidos políticos y sus
dirigencias han dejado solos a la sociedad, no hay uno solo que haya levantado
la voz por los tamaulipecos agraviados, y que en realidad somos todos.
Hace muy pocos días la policía
estatal acreditable o ¿acreditada? realizó un cateo en el penal de Altamira y
se boletinó -a manera de festejo-, el decomiso de un puñado de armas hechizas,
curiosamente no hallaron una sola arma de fuego, ni drogas, ni celulares. ¿Quién
está con quién?
Repito lo que alguna vez le
escuche decir al político italiano Leo Lucca Orlando allá en Reynosa… la mafia está metida en los bancos, en los
partidos, en los gobiernos, en la iglesia, sea cual fuere su denominación...
Aceptando, sin conceder con
Osorio Chong: Quizá hayan “pulverizado” a un grupo delincuencial, o dos, pero ¿Por
qué? aún se sabe un día sí y otro también de personas muertas, desparecidas, 0
de otras a las que les han despojado de sus negocios, fincas, ranchos, vacas, bueyes
y hasta aperos de labranza.
Lo que sin duda se ha
pulverizado es la economía de las personas que tenemos una forma honesta de
vivir. Pulverizaron también las viejas costumbres de charlar con el vecino, de
preguntarles al menos sobre sus familias o su estado de salud, la convivencia social también la socavaron.
Sí en ese y muchos otros
sentidos pulverizaron a la sociedad.
En el combate a los
delincuentes, es su OBLIGACIÓN acotarlos, reducirlos a la nada. El festejo por la
captura de un capo está de más. Es una burla para los habitantes de este girón
de la patria.
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