María Jaramillo Alanís
Hace un año Dios nos
puso en pausa, no sabíamos sí llorar era lo mejor o callar frente a sus
designios. Lo segundo resulto mejor porque a nosotros sólo nos dolía el
interior,-el alma, el corazón, la entraña, las tripas- Tatiana Zorayda había
asumido el cáncer con una entereza que daba miedo, reía y reía siempre, y rió,
alzó la mano y se durmió en brazos de Dios hace un año.
Durante dos años de
cáncer, de ir y venir a Madero y a México, me quedo con un hermoso ser humano, con
sus rabietas, su negación, su rebeldía, su alegría, su bondad, su enorme
sonrisa para todo ¿y cómo no comprenderla? si cada día era nuevo para ella y
para quienes la rodeábamos.
Cada día fue un aprendizaje
y llorar no valía la pena y no era algo que Tatiana Zorayda tuviese
contemplado, le venía mejor la risa, una sola ocasión la vi llorar- en la
primera metástasis- pero al mismo tiempo secó sus lágrimas y dijo sin vacilar;
“vamos a darle hasta ‘onde tope ama”.
Y claro, nos tocaba hacer lo que ella dispusiera pues
jamás perdió la lucidez, quizá sólo cuando sus pulmones se llenaron de agua y
hubo que decidir que nadie tenía derecho a hacer manipulaciones extraordinarias
de resucitación, Dios en su infinita misericordia pondría los medios, Taty ya
no merecía más bacterias, ni más dolor.
El aprendizaje a su
lado, el día a día, también aprendimos que en los hospitales no hay personal
capacitado –habrá excepciones, pero no los conocí-para atender pacientes con
cáncer, bueno, ni una simple gripa, la mayoría del personal asume su trabajo
como una carga y no como la responsabilidad de tener en sus manos el cuidado de
una persona.
Esa parte duele y mucho
porque habrá más descuidos, negligencias y muertes, obvio.
¿Saben que la mayoría de los alumnos de medicina de
cualquier escuela, pública o privada, sus calificaciones son de seis? ¿Y que
los muchachos/ muchachas adineradas mueven influencias para estar en tal o cual
hospital cercano a su casa?
Leo Lucca Orlando dijo alguna vez
que el bien más preciado de los mexicanos es aquello de… “El que no
tranza no avanza”
Pero aunado a que el
Sistema de Salud Mexicano a la hora de que un paciente es diagnosticado con
cáncer los directivos hospitalarios- trabajadoras sociales- le solicitan al
médico tratante—ya de por si deficiente- un resumen que incluya cuál es la
expectativa de vida del paciente, si es mayor de un año se le autoriza el
tratamiento pero si es menor, no se le dará y huelga decir que el paciente
morirá.
Luego el Estado-
famélico y corrupto- en vez de invertir en la formación de personal médico
capacitado, oncólogos clínicos y cirujanos, así como enfermeras especializadas,
la compra de Aceleradores Lineales, opta por
moñitos rosas, palmadas en la espalda, pendones en las calles “el cáncer
mata” claro que mata, no existe ninguna otra enfermedad catastrófica como el
cáncer.
Es fecha que en Victoria
el Centro Oncológico usa “bomba de cobalto”(es una máquina de radioterapia para tratamiento de algunas enfermedades) sabido que es invasiva y
obsoleta, lo más que se le ha hecho es
añadirle tres sillones tipo reposet para que las y los pacientes se sienten de
manera confortable, pero sigue siendo obsoleto.
Y digo que los
administradores son corruptos porque les dan a ganar a sus amigos y
familiares, de los dineros en materia de
Salud pueden destinar miles y millones en listones rosas y en pendones, porque
los “moñitos” se ven a lo lejos, es buena la foto y saldrá en todos los medios, y las cuentas
bancarias de la familia de los servidores públicos crecen y crecen y nuestros hijos, hermanos, padres,
se mueren de cáncer.
Después de Taty conocí a
dos niñas más que fallecieron de cáncer de mama, tres familias que perdieron a
una de sus integrantes, y nada ha
cambiado en materia de cura, de prevención sé que cada una de ellas se revisaba
sus senos como dicen los médicos que se debe hacer, y ninguna de ellas encontró
al tacto protuberancia alguna.
Tatiana a sus 37 años le hicieron tres mamografías y
el cirujano oncólogo Pérez dijo
una y otra vez que jamás debieron hacerlo pues dichos estudios están indicados
a partir de los 40, y a Taty le tocó bailar con cáncer linfático infiltrante
HER2 positivo, nadie le dijo que
medicamente no tenía opción.
Una falla genética, el
cáncer más agresivo, dijeron, pero antes a la hora de la biopsia esta resultó negativa y tres meses después había cáncer y a quitar
el seno de manera urgente, y a tres años, para la Secretará de Salud Taty sigue
siendo una cifra más de las muertas de cáncer de mama.
Para su familia, Tatiana
seguirá siendo un faro, una luz que ilumina desde lo alto con su enorme
sonrisa.
Un año es como un siglo,
te amamos y nos haces falta.
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