Por:
María Jaramillo Alanís
Altamira,
Tamaulipas.- Cierto debe ser incomodo-por llamarlo de alguna manera- para
quienes se dedican a la política tengan que aprender a comer estiércol a
cucharadas sin hacer gestos. Pero no les queda de otra, sus apetitos son
igual de grandes que sus ganas de “servir” a usted carísimo lector, sí, porque van por la vida diciendo que
su labor es por los que menos tienen, que son representantes populares de cada
rincón de Tamaulipas y México, porque el voto mayoritario los llevó a esos
puestos, aunque lleven diciéndolo doce o quince años a la misma gente.
Y
claro, con ese petate del muerto han navegado todos los representantes suyos y
míos, ya que, ¿se imaginan a Griselda Carrillo Reyes y a su tío Pedro Carrillo
Estrada como esforzados y buenos políticos? No, obvio que no. Si acaso, ambos,
Gris y Pedro se baten en duelos de haber quién hace más dinero a costillas del
electorado.
Algo
exagerado y que no puedo creer es que casi vacían el padrón de tanto novio que
le enjaretan a esta funcionaria, y claro a su más reciente pareja, la carta
dice en tono de burla “en cuestión de amores, lo demás se queda chiquito”, aquí
no se salva ni el alcalde Armando López.
Todo
sería un chisme de lavadero si no fuese porque en medio del affeire amoroso sureño,
está la población de Altamira, esa a la que trienio tras trienio se vapulea, se
esquilma y se usa con fines meramente electoreros.
Las
personas mayores de edad pueden, si quieren, hacer con su “ese” un papalote,
pero ya es tiempo que a quienes dilapidan los dineros públicos se les ponga un
alto, se les exhiba y denuncie.
La misiva enviada al jerarca de la iglesia en el sur del estado y a la mujer de
Egidio Torre Cantú, la
www.notimar.com firman las “Damas de Altamira. Unidad en Familia” algo
así como las autodefensas de las buenas costumbres, la moral y la decencia.
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