Por: María Jaramillo Alanís
Altos
de Caballeros.-Ya no queda de otra, tenemos que volver a tomar agua del
pozo, a coger agua de lluvia-aunque sea ácida- total, no pasa que se
nos caiga el cabello. Es que de los 89.46 pesos que percibe al día un
albañil, 80 serán para el consumo mínimo de agua, con los 9.46 que le
quedan 8 serán para la pesera que según Ramiro Ramos modernizó, aluego,
súmele las croquetas del perro con su respectivo 16 por ciento, la
cocacola y las sabritas y los chiles en vinagre, los tendrá que robar o
pedir fiado en algún lugar de la mancha dónde no lo conozcan.
Por
eso me retiré a vivir a Altos de Caballeros, acá dónde pasa cerquita el
tren y pueda yo vender mis enchiladitas, eso que no vendo mucho, no se
la vayan a creer los de SAT y me boletinen como tanto cristiano evasor, y
no vendo harto por chaparra, si yo fuera alta, pelo ensortijado, nariz
aguileña, mirada sexosa, de ésas que salían en fotonovelas como doña
Gloria Chagoyán, pos otro gallo me cantara, claro sí además pasará el
tren de pasajeros (¡juas!)
No
me quejo, sale pa’vivir, pero lo que es en Victoria ¿pos cómo? Ahora
resulta que el empleado de quinta que cobra como gerente de la Comisión
Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (COMAPA), José Luis Mata
Blanco, anunció que la tarifa del agua cuesta 25 por ciento más, es
decir, por consumo mínimo usted pagara desde ya 80 pesotes, y no los 58
pesos con redondeo para gastos técnicos y de recuperación.
Los
2 pesos con 52 centavos que aumentó el salario mínimo a partir del 1 de
enero del 2014 quedó prácticamente en nada, lo aniquilaron los aumentos
a la gasolina, a los productos de la canasta básica y de pilón, la
Comapa de Victoria nos da la estocada con el aumento del 20 por ciento a
las tarifas del agua.
Pensaba
pasarle la lista de los nuevos impuestos que desde el 1 de enero están
ya vigentes pero mejor le digo, que sí a usted le gusta la comida
“chatarra”, siga comprándola, total, será lo único que podamos comprar
pues el precio del pollo, huevo, carne, pescado, hoy prácticamente son
inalcanzables.
Los
mexicanos tradicionalmente hemos vivido en crisis que ya nada nos
asusta y hemos desarrollado ingeniosas maneras de sortear la desgracia,
acciones salidas del hambre y la necesidad. Sabemos cómo esquivar la
falta de comida, como estirar lo poco que se gana, igual estamos seguros
que las reformas draconianas de Enrique Peña Nieto y su particular
estilo porfirista de gobernar, no llevarán a vivir a pan y agua, pero
nada puede ser peor que arrodillarse.
Así
que Mata Blanco, puede esperar sentado a que le paguen la facturación
del agua, no es importante cuando frente a la mesa hay bocas que
mantener.
Mata
Blanco y sus amos pueden tomarse toda el agua que ellos dicen es
potable, pero no pasa los estándares de calidad que marca la propia
Secretaria de Salud.
Agua
y predial, así como los recibos de Telmex pueden esperar mejores
tiempos. Vivamos como antaño, aunque eso conlleve sonar un cuerno para
comunicarnos o enviar señales de humo para ver si alguien a lo lejos nos
responde.
Por
eso desde mi otero en Altos de Caballeros, el horno de tierra estará
listo, y, humeante la chimenea con un jarro rebosado de frijoles, agua
de la noria para un cafetito hervido, total diría mi amá; mundo hay te
quedas.
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