Por:
María Jaramillo Alanís
Razones
y Palabras…
Altos
de Estación Caballeros.- Cierto, nada es imposible desde que los españoles le
quemaron los pies al Cuau (Al de verdad no al pelafustán de las canchas y menos
al Jr. del Tata Lázaro) para que soltará la sopa ¿cuál? la que fuese, total ya
se habían agenciado casi todo el territorio. Desde hace 521 años, obvio desde
la conquista, los mexicanos padecen de un mal que jamás se extinguirá; el
padrinazgo, la mordida, la vara más alta con el mero preciso (dícese de hacer
compadre del gobernador en turno o presidente), y así poder torcer la ley a su
antojo o en su defecto, subir en esta vorágine que suele ser la política,
negocios, deporte, todo de hecho.
En
esa circunstancia se inscribe lo que sucede en Tamaulipas, bueno en un área por
demás cuestionada, porque desde ahí se fabrican delincuentes o se les limpia su
historial, sí, acertó, la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas.
Resulta
que hace unos días se registró un operativo por aire, tierra y agua (del río
San Marcos, claro), de todos los cuerpos policiacos y agentes del ministerio
público se movilizaron, así, con un chasquido de dedos, como se acostumbra
ahora (cosa que sabe muy bien el jefe de giras del gobernador) y claro todos en
la calle pensaron que se trataba de algo que rayaba en un asesinato de estado o
como dice la ley “sustracción forzosa de personas”, vulgo, secuestro.
No,
no era nada de eso, se trataba de Eliezer Soberon, familiar directo del ex
Secretario de Seguridad Pública, Ivés Soberón Tijerina quien con voz estentórea
ordenó, al mismo Porfirio Castillo Delgado que sus muchachos investigarán la
perdida que había sufrido en su patrimonio.
Y
como dice la raza de bronce, Soberón “acalambro” a toda las Agencias del
Ministerio Público Investigador, ordenó que el personal de periciales se
moviera pese a que andaban en otros menesteres más, para que se avocarán de
inmediatamadremente a buscar a su caballo.
¿Este
Soberon no será por casualidad un moderno Calígula? Es pregunta, que conste. La
historia dice que Calígula quería tanto a su caballo “Incitatus”, que la
víspera de las carreras del circo mandaba soldados a imponer silencio en la
vecindad, para que nadie turbase el descanso de aquel animal. Hizo construirle
una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil, mantas de púrpura y collares
de perlas; le dio casa completa, con esclavos, muebles, y todo lo necesario,
para que aquellos a quienes en su nombre invitaba a comer con él, recibiesen
magnífico trato, y hasta se dice que le destinaba el consulado.
Y
todo por un caballo. El jodidiaje puede
esperar, y no hay poder humano que
voltee a ver sus denuncias por robo de tanques de gas, estufas, lavadoras, es
más Castillo Delgado ni los ve ni los oye y los ministeriales no mueven un dedo
para investigar, claro, les pesa la hernia testicular y la almorrana asesina.
No
se equivoquen no se está en contra de la procuración de justicia, no, se trata que ante la ley, se supone, todos los ciudadanos somos iguales, pero
basta que sea hermano de un ex funcionario, papá del gobernador o hermana, o
poderoso cuñado para torcer la ley, bueno, para que dejen de hacer fila en las tortillas.
Sería
para la anécdota del sexenio pero no, no paran ahí los excesos de los funcionarios estatales,
pues ahí tiene usted carísimo lector que a dos que laboran en el tercer piso de
gobierno, los ladroncillos se les ocurrió robarles y en menos de 48 horas se había investigado,
atrapado a los responsables y como marca la ley en 72 horas ¡¡¡Ya estaban
consignados al juzgado penal!!! Al paso que van, en menos de una semana los
delincuentes estarán consignados.
Para
eso sirve ser funcionario estatal y pertenecer al cerrado primer círculo del
gobernador. El resto, el resto sólo eso es; restos de una sociedad inmovilizada
por el terror y por la falta de recursos para comprar la tranquilidad.
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